Ejido Salbárcar-Juárez

    En 1865, los terrenos de Salbárcar eran propiedad nacional y estaban situados entre los pueblos de San Antonio de Senecú y Zaragoza. No tenía fundo legal, ni zona urbanizada definida y las casas se encontraba diseminadas, el poblado esta delimitado al norte por el río Bravo, al oriente por pequeñas propiedades y terrenos del ejido de Zaragoza, al poniente también por propiedades de poca extensión y los terrenos del pueblo de Senecú y al sur colindaba con los terrenos de la Compañía de Terrenos del Río Bravo, S. A. y los de Aristarco Carrascoso. En 1930, formaba parte de la sección municipal de Zaragoza, que pertenecía al municipio de Juárez, distrito Bravos. Antes de solicitar la formación del ejido existían 48 propietarios que poseían entre 3 y 77 hectáreas, ocupando una extensión total de 839-09-50 en las que se sembraba algodón, alfalfa, trigo, maíz, jitomate, chile, sandía, melón y vid.[1]

    El riego de estos terrenos dependía de la afluencia de agua del río Bravo. Según el inspector Antonio Dehesa, en su informe de inspección a Salbárcar, se contaba con agua suficiente para 20 riegos anuales por lo que no habría dificultades con el abasto de agua. Sin embargo, algunas líneas adelante del mismo documento señala que “no le fue posible hacer el aforo del canal principal en el tramo concerniente de Salbárcar-Juárez porque este no llevaba sino un volumen muy reducido de agua en la época en la que se hizo la visita de inspección”.[2] Evidentemente estas tierras ya tenían problemas de dotación de agua.

    El 14 de abril de 1937, se otorgó la posesión del ejido Salbárcar a 64 campesinos,[3] la extensión de la superficie total fue de 972 hectáreas, de las cuales sólo 260 eran de riego, 672 de agostadero para usos colectivos de la población y 40 de terrenos ocupados por canales, drenajes y caminos.[4] Fueron afectadas 672 hectáreas propiedad de la Compañía de Terrenos del Río Bravo, S. A. y de Aristarco Carrascoso.[5]

    Un grupo de vecinos del poblado no estuvo conforme con la dotación del ejido por considerar que una parcela de cuatro hectáreas era insuficiente para satisfacer las necesidades económicas, además de los posibles problemas que podrían tener con el Banco Nacional de Crédito Ejidal, “ya que en pago de refacciones [...] el banco recoge las cosechas y las realiza a precios bastante perjudiciales a sus intereses económicos”. Los vecinos preferían ser colonos que ejidatarios pero su petición fue negada. 35 personas de ese mismo grupo renunciaron a sus derechos como ejidatarios e iniciaron un contrato de compra con el doctor estadounidense Walter R. Weeks, ya que preferían pagar por una propiedad en la cual ellos fuesen los dueños reales de la tierra y no arriesgarse su expropiación. Los vecinos conocían las disposiciones legales que podían ejecutar los distintos niveles de gobierno para confiscarles su tierra,[6] ya anteriormente se había afectado a los propietarios de la Isla de Córdoba.

 

[1] Archivo Histórico Agrario de Chihuahua (AHACH), expedientes 310 y 849.

[2] AHACH, expedientes 310 y 849. Informe relativo a la visita de inspección a Salbárcar-Juárez, firmado por el Ing. Subauxiliar de la CNA, Antonio Dehesa, 19 de septiembre de 1930, p. 3.

[3] AGN, Secretaría de la Reforma Agraria, Repartos ejidales, exp. 5789.

[4] Publicado en el Periódico Oficial del estado de Chihuahua, núm. 10, 8 de marzo de 1930.

[5] El dictamen de la Comisión Local Agraria proponía la afectación de 30 hectáreas de riego del señor Enrique Argüelles, sin embargo el gobernador del estado revocó la resolución. AHACH, exp. 849.

[6] Lista de personas que se separaron del ejido de Salbárcar: Guillermo Alvarez, Francisco Torres, Daniel Chávez, Guadalupe Alvarado, Natividad Anchondo, Julián García, Juan Puentes, Reyes López, Cosme Martínez, Jesús Ibarra, Teodoro Ibarra, Adolfo Olivas, Prisciliano Montes, Wenceslao Ibarra, Antonio Rivera, Epifania Loera, Domingo Chávez, Francisco Quijas, Santos Chávez, Salvador Pérez, Félix Macías, Trinidad Romero, Nicolás Estrada, Mateana G., Celso Contreras, Jesús Alvarado, Cecilio Rivas, José Magaña, Adolfo Puentes, Marcial Reina, Manuel Santiago, Guadalupe Hernández, Tomás Castruita, Juan Martínez, Cesáreo Puentes y David Chávez. AHACH, exp. 849, Informe de Horacio Brondo Castilla, 11 de diciembre de 1936, p. 7.

 

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